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Canciller Jorge Marcelo Faurie, los padres educamos a nuestros hijos, no el Estado!

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Invitamos a ingresar a este link para firmar esta petición dirigida al Sr. Canciller Argentino Jorge Marcelo Faurie; hacerlo contribuirá en la lucha que los cristianos estamos presentando para preservar los valores bíblicos y asegurarle a nuestros hijos un futuro brillante y sano. Esperamos su ayuda para que esto se viralice entre sus conocidos, amigos y creyentes, compártalo lo más rápidamente posible; ¡gracias!
Dirigida a Canciller de la República Argentina Canciller argentino Jorge Marcelo Faurie

Queremos que revea la postura tomada por vuestra cancillería, referida a la autoridad que tenemos nosotros como padres sobre nuestro hiijos. El Estado debe velar por la familia, no destruirla! El Estado no es quien para pretender educar a nuestros hijos y para decirles lo que esta bien o mal. Nosotros, padres, estamos legalmente habilitados para educar a nuestros hijos bajo normas morales, eticas y religiosas que a nosotros nos parezcan apropiadas. Es nuestro derecho y nuestra obligacion y el Estado debe garantizar que esto se cumpla. No puede el Estado adoctrinar a nuestros hijos, coartando nuestras enseñanzas.

Esta petición se enviará a:

  • Canciller de la República Argentina
    Canciller argentino Jorge Marcelo Faurie

     

    Vé la carta

    Ministro de Relaciones Exteriores y Culto Canciller Jorge Marcelo Faurie De mi mayor consideración: Como ciudadano de la República Argentina me dirijo a usted por medio de la presente para expresarle mi descontento con el desempeño de los representantes de nuestra nación en la 72° sesión del Tercer Comité de las Naciones Unidas, la cual tuvo lugar durante el mes de noviembre del corriente año en la ciudad de Nueva York. Creo que aquellos funcionarios públicos que nos representan ante la comunidad internacional deberían representar la opinión y postura de la mayoría de los ciudadanos argentinos en un tema tan importante como lo es el de la promoción y protección de los derechos del niño, más específicamente aquello referido en el párrafo 36 (k) del documento A/C.3/72/L.21/Rev.1 de las Naciones Unidas, en donde se exhorta a los Estados a que, cito textualmente, “Aceleren los esfuerzos encaminados a aumentar la educación general, adecuada a la edad, científicamente exacta y pertinente a los contextos culturales, que proporcione a los adolescentes y las adolescentes, y a las mujeres y los hombres jóvenes, dentro y fuera de la escuela, en consonancia con la evolución de sus capacidades, información sobre la salud sexual y reproductiva, la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer, los derechos humanos, el desarrollo físico, psicológico y puberal y el poder en las relaciones entre hombres y mujeres, para que puedan desarrollar habilidades en relación con su autoestima, la adopción de decisiones informadas, la comunicación y la reducción de los riesgos y desarrollar relaciones respetuosas, en plena colaboración con los jóvenes, los padres, los tutores, los cuidadores, los educadores y los proveedores de atención de la salud para protegerlos de la violencia”. La versión original de este documento relega completamente a los padres en su rol de principales educadores de sus hijos, en especial de su educación sexual. Recuerde usted que la familia, núcleo de nuestra sociedad, es la que le da origen y vida a la nación y no al revés. Al poner en manos del Estado lo que es derecho y responsabilidad de los padres se está atacando directamente las libertades de cada padre y madre de educar a sus hijos como ellos lo consideren más apropiado y de transmitirle sus principios y valores. Cuando los delegados de varios países africanos presentaron una enmienda oral que proponía la dirección y guía de los padres en la educación sexual y reproductiva dentro y fuera de la escuela, nuestra delegación votó en contra y eligió desasociarnos de esa postura una vez que por mayoría se decidió aprobar la enmienda. Quiero expresarle mi profunda consternación ante la posición que Argentina tomó. Esta posición no solo no me representa, sino que atenta contra las libertades de cada padre y madre de nuestro país y es claramente una discriminación contra la libertad de culto que ha existido y existe en nuestro país. La educación sexual de cada niño y niña es primera y principalmente un deber y un derecho de sus padres. Son los padres los que pueden y deben decidir esa educación en base a sus principios, sus valores y sus creencias. Fue respetar eso lo que contribuyó al desarrollo de una Argentina plural, diversa y rica culturalmente. Fue atentar contra eso lo que caracterizó a los momentos más oscuros de nuestra historia. Nuestras instituciones nunca deben reemplazar el lugar primordial de la familia en la educación y desarrollo de nuestros niños, categoría que también incluye a los adolescentes según lo expresa el artículo 2 de nuestra ley 23.849, sino que deben complementarlo. Como también lo establece el artículo 14 de la Convención sobre los Derechos del Niño: “1. Los Estados Partes respetarán el derecho del niño a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. 2. Los Estados Partes respetarán los derechos y deberes de los padres y, en su caso, de los representantes legales, de guiar al niño en el ejercicio de su derecho de modo conforme a la evolución de sus facultades.” Le solicitamos a usted y a todos los que integran el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto que por favor sigan trabajando para defender nuestros derechos como ciudadanos y no cedan a ningún tipo de presión para eliminar esos mismos derechos.