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LA IGLESIA PERSEGUIDA

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LA PERSECUCIÓN HOY

Cada año, la persecución a los cristianos se intensifica en el ámbito global. El número de cristianos con miedo de ir a la iglesia o que ya no tienen una iglesia adonde ir, sigue aumentando, así como de aquellos que tienen que elegir entre permanecer fiel a Dios o mantener a sus hijos seguros. O de las víctimas de la violencia extrema que pierden familiares, casa, bienes y libertad por compartir la misma creencia de muchos en Latinoamérica: la fe en Jesucristo.

En una comprensión clásica, la persecución religiosa es realizada o respaldada por el Estado. La realidad, sin embargo, muestra que esto no es generalmente lo que sucede. En los días de hoy, el papel de agentes no estatales es cada vez más visible – un ejemplo de ello son los grupos extremistas, tales como Estado Islámico, Boko Haram y Al-Shabaab.

Otros actores sociales también pueden ser mencionados: agentes de la sociedad civil, líderes de grupos étnicos, líderes religiosos no cristianos, líderes eclesiásticos, movimientos radicales, ciudadanos comunes formando motines, los propios familiares, partidos políticos, revolucionarios, grupos paramilitares, carteles o redes del crimen organizado u organizaciones multilaterales.

No hay una definición universalmente aceptada acerca de la persecución. Legisladores y estudiosos abordaron el concepto bajo diferentes perspectivas. La Convención de las Naciones Unidas sobre el Estatuto de los Refugiados, adoptada en 1951, no define la persecución. Sin embargo, algunos intentaron establecer un estándar elevado para determinar si una situación puede ser considerada como persecución o no, como el tercer Circuito de la Corte de Apelaciones de los Estados Unidos y la Comisión Preparatoria para la Corte Penal Internacional.

La Lista Mundial de la Persecución, informe anual que respalda el trabajo de Puertas Abiertas, define persecución religiosa como «cualquier hostilidad experimentada como resultado de la identificación de una persona con Cristo. Esto puede incluir actitudes hostiles, palabras y acciones contra cristianos».

El motivo de la jurisdicción internacional de poner un patrón tan alto es claro: si el nivel no es alto, esto puede llevar a una situación en la que la comunidad internacional tiene que enfrentar a serios desafíos para proveer protección a muchas personas que reivindican la condición de «persecución «. Este temor de la comunidad internacional tiene el lado negativo de subestimar la variada dimensión de la persecución, especialmente la continua presión que los cristianos (y otras minorías) enfrentan en sus diferentes esferas de la vida.

La metodología de la Lista Mundial de la Persecución tiene la intención de rastrear, documentar, analizar y divulgar estos desafíos que los cristianos enfrentan en sus vidas diarias.
Esta persecución, según Finke y Grim1, sigue un ciclo de evolución, en que grupos sociales y el gobierno están continuamente fortaleciendo el uno al otro en contra de las minorías religiosas. El ciclo en general se origina con un grupo social específico en un país que representa una religión o ideología en el intento de manipular al gobierno. A partir de ahí, la persecución comienza a arraigarse y desarrollarse.

Según la Lista Mundial de la Persecución, las seis etapas de la mayoría de los mecanismos de persecución son:

1. Un grupo social pequeño que representa una religión o ideología específica esparce sus ideas a costa de otro(s) grupo(s). Muchas veces, un vacío social o político presenta un excelente terreno fértil para tales ideas.

2. Movimientos fanáticos crecen a partir de ese grupo inicial o se reúnen en torno al mismo grupo para ejercer presión sobre la sociedad y al gobierno a través de estrategias de medios y ataques físicos a miembros de otros grupos.

3. La violencia perturba a la sociedad, pero los gobiernos y las fuerzas de seguridad dejan movimientos fanáticos impunes mientras culpa a otros grupos por ser la causa de la agitación social, simplemente por existir.

4. La acción de movimientos radicales es reforzada y atrae a más y más adeptos. Esto resulta en una mayor presión sobre el gobierno para que colabore con su agenda y también la presión y / o violencia contra otros grupos. A veces, los ciudadanos se unir por miedo, en vez de por convicción.

5. Por último, la sociedad y el gobierno presionan a miembros de otros grupos hasta el punto de casi ahogarlos. Esto se extiende a todas las esferas de la vida y de la sociedad.

6. El ambiente cultural todo es tomado por la agenda del grupo social altamente «encargado» que representa una religión o ideología específica (punto 1), y la visión de mundo que está intrínsecamente ligada a esa agenda se convierte en la principal fuente cultural.

El intervalo de tiempo en que los mecanismos de persecución llevan a desarrollarse de las etapas 1 a 6 puede variar dependiendo del contexto del país y del tipo de persecución. Este proceso también puede ser continuo o discontinuo, claramente visible o menos visible, como muestra la historia de la persecución.

Los cristianos alrededor del mundo tienen sus derechos negados en cuanto a la libertad religiosa, volviéndose vulnerables a las hostilidades en diferentes esferas de la vida: en la individualidad, la familia, la comunidad, la nación y la iglesia.

Más de 215 millones de cristianos en el mundo enfrentan algún tipo de oposición como resultado de su identificación con Jesucristo. Es decir, hoy casi uno de cada once cristianos es perseguido.
Este es el número estimado por el centro de investigación de Puertas Abiertas, calculado a través de un cuestionario aplicado a cristianos locales, y que clasifica los 50 países donde la persecución es más severa.

La persecución religiosa ocurre cuando:

  • No tienen sus derechos de libertad religiosa garantizados;
  • La conversión al cristianismo está prohibida por las amenazas del gobierno o de grupos extremistas;
  • Se ven obligados a dejar sus casas o empleos por miedo a la violencia que puede alcanzarlos;
  • Son agredidos físicamente o incluso muertos a causa de su fe;
  • Son arrestados, interrogados y, en varias ocasiones, torturados por rechazar el negar a Jesús.

El número de cristianos perseguidos incluye a aquellos que se enfrentan con otras formas de hostilidad que solamente la violencia aislada. También, en algunos países, la persecución afecta a todos los cristianos, cualquiera que sea su denominación. En otras naciones, sólo afecta a una parte de la comunidad cristiana, la cual se diferencia en algún aspecto de las otras denominaciones. Siendo un cristiano, por ejemplo, menos activo en el evangelismo y/o en otras actividades públicas, este llama menos la atención y es menos confrontado.

La persecución también puede depender de la región del país donde viven los cristianos. Las áreas dominadas por los musulmanes en países de mayoría cristiana pueden ejercer una fuerte presión a los cristianos, incluso cometer actos de violencia contra ellos, aunque el país sea de mayoría cristiana.

En el intento de responder a la cuestión de si el cristianismo es la religión más perseguida en el mundo, la investigación del Pew Research Center es considerada normativa. A lo que aparenta estos datos, los cristianos y los musulmanes son más o menos confrontados de modo semejante por medio del acoso. El equipo de investigación de Puertas Abiertas, sin embargo, afirma que el cristianismo es la religión más perseguida en el mundo, ya que evalúa también el tipo de acoso y su gravedad.

Es para socorrer y fortalecer el cuerpo de Cristo que Puertas Abiertas actúa desde hace más de 60 años en más de 60 países donde existe algún tipo de prohibición, condenación, ejecución o amenaza a la vida de personas o la libertad de creer y expresar la fe en Jesucristo.

El apoyo viene a través de Biblias, materiales cristianos, entrenamientos, ayuda socioeconómica y presencia – entre muchas otras maneras – para que estos cristianos sean fortalecidos para servir y llevar buenas nuevas a sus comunidades.

En 2002, hubo la reformulación del logotipo de la misión a fin de resaltar la fundamentación bíblica de la actuación de Puertas Abiertas. En ese proceso, nos encontramos con la necesidad de hacer una distinción clara entre «sufrimiento» y «persecución».

El sufrimiento implica todos los esfuerzos y sacrificios inherentes al CUMPLIMIENTO de la misión cristiana en cualquier lugar donde esté un cristiano. Es decir, todos los cristianos involucrados en la vida de la iglesia pueden considerarse «cristianos sufrientes». El sufrimiento también puede venir de situaciones variadas de angustia, como enfermedades, cuestiones familiares, problemas financieros, etc. Entonces decimos que es sufrimiento cuando tales situaciones no son resultado directo de profesar la fe cristiana.

La persecución implica todo tipo de injusticia, malos tratos y falta de respeto a los derechos humanos con el fin de impedir la proclamación del evangelio, sea por parte de un individuo, de un grupo o de una comunidad.
Resumiendo, «sufrimiento» es una afirmación pasiva, mientras que «persecución» es una afirmación activa. Es por eso que elegimos hablar de «los cristianos perseguidos» o «la Iglesia Perseguida», y se decidió dejar de usar las expresiones «cristianos sufrientes» o «Iglesia Sufriente» en el contexto del ministerio de Puertas Abiertas.

El enfoque de Puertas Abiertas es apoyar la parte del cuerpo de Cristo que es perseguida. Es por eso que cuando Puertas Abiertas es solicitada a atender a cristianos que están sufriendo, pero no viviendo bajo persecución, ella busca el contacto con alguna otra misión u organización orientada a atender este tipo de fuente de sufrimiento. Reconociendo, así, la importancia de que hermanos que estén sufriendo reciban la ayuda adecuada.