Belén Tersaghi de Argentina pensaba que tenía que esperar hasta terminar la universidad para servir a Dios en misiones. Sin embargo, Dios la envió a África por seis semanas a la edad de 20.
Belén Tersaghi, de 20 años, de un pequeño pueblo de Santa Fe en el norte de Argentina, siempre quiso ayudar a otras personas. Actualmente, está estudiando Genética en el tercer año de la Universidad.
Pero ella no esperó tener el título de médica para servir a Dios ayudando a otras personas. De hecho, Belén acaba de regresar de un viaje misionero de seis semanas con Operación Movilización (OM), llamado «Africa Trek» de Sudáfrica a Lesoto.
Belén conoció Operación Movilización a través de Facebook. Buscaba una organización cristiana que hiciera algo similar a Médicos sin Fronteras. Cuando encontró OM, vio la historia de una familia de médicos que vivían a bordo delLogos Hope. Dos semanas después, vio el anuncio en Facebook del Africa Trek, que decía, «Si quieres crecer en la fe y aprender a ser un discípulo de Jesús, este viaje es para ti.» Belén supo que tenía que hacer ese viaje, así que se contactó con OM Argentina y pidió más información.
Tres meses más tarde, ella estaba en Africa.
Servir a Dios a través de las fortalezas y debilidades
Ya en Africa, Belén sirvió a Dios participando en diversos ministerios. La oportunidad de ministerio más sorprendente le llegó en un hogar de niños en Kimberley, Sudáfrica. A Belén le gustó jugar con los niños y compartirles del amor de Dios, pero también usó su talento para hacer algo sencillo para ellos: hizo animales con globos.
En su pueblo natal en Argentina, Belén trabaja con frecuencia en un hospital de niños, donde también les hace animales con globos. Es una manera de alegrarles el día a los niños y compartir el evangelio con ellos.
«Un día en Kimberley, estaba haciendo animales con los globos y un hombre me pidió que le hiciera uno. Yo estaba cansada y pensaba que era algo para niños, entonces le hice un sombrero pequeño. El quería ponerse el globo en la cabeza, pero era demasiado pequeño, entonces le hice otro sombrero. Cuando lo vi más tarde, se lo veía tan feliz con su sombrero. Fue asombroso para mí, porque pude hacer algo que lo hiciera feliz, y me dio la oportunidad de compartir el evangelio con él. Fue algo pequeño para mí, pero fue algo grande para él. No me lo esperaba.” dice Belén.
Nos anima mucho poder servir a Dios desde nuestras fortalezas, pero es aún más edificante hacerlo desde las debilidades. Belén experimentó esto de primera mano estando en la pequeña aldea de Troya, en Sudáfrica. «La aldea tenía muchos médicos brujos,» nos cuenta. «Eso no lo había visto nunca antes. Tenía temor de lo que pudiera pasar.»
El grupo hacía evangelismo puerta a puerta, compartiendo el amor de Dios con todas las personas que encontraran. Luego de orar en su grupo pequeño de cinco personas (incluyendo un traductor), comenzaron a caminar hacia un extremo de la aldea, donde vivían los médicos brujos. «Yo estaba como, ‘¡No! ¡No quiero ir ahí! Sé lo que hay ahí,'» dice Belén. «Pero el líder del grupo me dijo, ‘Belén, comparte el evangelio en esta casa.'»
En ese momento, una médica bruja, llamada sangoma, salió a saludarlos. Era ciega, y solo al conversar unos minutos se dieron cuenta de que nunca había oído hablar de Jesús.
Comenzar a hablarle de Jesús, dice Belén, «fue un momento sombroso para mí. Tenía miedo de que algo sucediera, y sucedió. Era la primera vez que sentí a Dios de manera física. Realmente necesitaba a Dios en ese momento. En este tipo de situaciones, realmente necesitamos conocer la Palabra de Dios y tener la seguridad de conocer a Dios.»
La sangoma dijo que quería recibir a Jesús, pero cuando intentó orar, su garganta se endureció, y apenas podía respirar. El grupo oró por ella y le dijo que si aceptaba a Jesús como su Salvador, tenía que dejar de adorar a los ancestros. La sangoma dijo que quería recibir a Dios, pero que tenía miedo de los espíritus.
Había otra mujer con la sangoma, llamada Jabulile*. El primer día, ella había corrido al grupo con una escoba, diciendo que no quería escuchar lo que ellos iban a decir. El segundo día, el grupo sintió que Dios los estaba guiando a la casa de Jabulile. Lo primero que dijo cuando los vio fue, «Quiero recibir a Jesús.»
Jabulile le preguntó al grupo cómo podía arrepentirse de sus pecados, y luego aceptó a Jesús como su Salvador, junto con toda sus familia! Ella prometió ayudar a su amiga, la médica bruja, para que entienda el amor de Dios por ella y que deje de temer a los espíritus.
«Fue muy fácil para nosotros,» dice Belén. «Uno siempre piensa que es difícil compartir el evangelio o que una persona reciba a Jesús, pero ella lo hizo así de repente. Sólo Dios puede hacer eso.»
Todo el viaje a Africa fue una enorme lección para Belén, porque hasta ese momento, ella sólo había estado esperando. Sabía que iba a estudiar Medicina, y luego de seis años, iba a estudiar Genética. No pensaba en hacer ningún viaje misionero antes de 2028, pero Dios la llamó para ir en 2018. «Ver a Dios obrar en tu vida hace una gran diferencia,» dice Belén. «Antes del viaje, yo sabía que El estaba ahí y estaba obrando, pero no lo sentía de la misma manera que lo sentí en Africa. Quiero volver en el futuro, y visitar a las personas que conocí este verano, y ver cómo Dios siguió obrando en sus vidas.»
Por qué son importantes los viajes misioneros de corto plazo
Belén recomienda a todos hacer un viaje misionero de corto plazo con Operación Movilización. «Te va a dar la oportunidad de ver cómo es servir a Dios en las misiones y compartir el evangelio. Y si sentís que querés ser un misionero, te da una experiencia antes de decidirlo. OM estaba muy bien preparado y organizado, y me sentí muy segura viajando con ellos.»
Belén promete, «Si vas a un viaje misionero, tenés que estar listo para ver obrar a Dios, porque El lo hará. La verdad es que, uno siempre piensa que va para dar, pero en realidad uno recibe más.»
¿Te está llamando Dios a servirle en un viaje misionero de corto plazo?
*el nombre fue cambiado por razones de privacidad
