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Cuando alguien piensa en el suicidio, ¿ya no hay nada más que hacer?

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Muchas veces leo esta expresión en redes sociales, sin los signos de interrogación. Más allá de que respeto todas las opiniones y el derecho a expresarlas, leer está en particular me genera mucha preocupación. Sé que así, con la repetición de un argumento, aún cuando éste fuera disparatado, es cómo se generan los mitos y las creencias populares en muchos casos falsas. Pero no es solo la cuestión de si la sentencia que se repite es o no verdadera (ésta en particular es falsa) sino que, además, muchas de estas frases son peligrosas (esta lo es, y mucho). Tal vez las personas deberían abstenerse de hablar sobre temas que desconocen, pero así somos, nos gusta opinar. Por eso debemos redoblar el esfuerzo desde la prevención del suicidio para contrarrestar estos argumentos falsos y peligrosos. 

¿Por qué decimos que es falso? Hay muchísimas personas, entre quienes me cuento, que, habiendo padecido pensamientos suicidas ya no los tenemos, mejoramos nuestras vidas y llevamos existencias productivas y razonablemente felices. Algo se hizo, algo hicimos los afectados y algo hicieron al menos algunas de nuestras personas cercanas para promover estos cambios, por lo que no es cierto que «no hay nada más que hacer».

Por qué decimos que es peligroso. La frase “No hay nada más que hacer” es muy desalentadora. Imaginemos que una persona que lucha con sus propios pensamientos suicidas, escucha y se cree esta frase. Lo que menos necesita una persona con pensamientos suicidas son frases desalentadoras. Pero imaginemos también a las personas cercanas al afectado escuchando y creyendo esta frase. Desde qué lugar podrían ayudar si “no hay nada más que hacer”. 

La realidad es que el suicidio se puede prevenir. Esto no significa que podamos evitar todos los suicidios. Siempre el suicidio es una decisión de otro, ese es nuestro límite y debemos aceptarlo. Pero, aún sin garantías, siempre podemos intentarlo, y nuestros esfuerzos llevarán a resultados positivos en la gran mayoría de los casos. 

La otra cuestión es: ¿Qué se puede hacer? Las personas comunes pueden hacer muchísimo para prevenir el suicidio de sus seres queridos o personas cercanas, incluso de desconocidos, desde la escucha, la contención y el acompañamiento. Son pautas muy simples, pero vale la pena conocerlas y ponerlas en práctica. Por eso recomendamos la lectura de las páginas de nuestro sitio ubicadas bajo el menú de escucha y bajo el menú de prevención.

Fuente: Asociación Civil Hablemos de Suicidio