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MAMÁS Y BEBÉS TIENEN UN LUGAR AL QUE IR EN REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO

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La ciudad de Goma, República Democrática del Congo, cuenta con dos nuevas casas para jóvenes madres y sus hijos. Allí, reciben apoyo y formación para que ambos, mamás y bebés, puedan tener un futuro.

Justine tiene 16 años. Siendo pequeña sus padres se separaron. Su madre se fue a Lubumbashi a trabajar y su padre, soldado, permaneció en Rumangabo. Ella estuvo unos años con su padre, pero su madre consiguió llevársela a la ciudad. Justine no se encontraba bien y discutía mucho con su madre. Se escapó. De camino a la región de Kivu, fue secuestrada por rebeldes y durante dos meses fue violada. Se quedó embarazada y gracias a la ayuda de un grupo civil local y la Divisón de Asuntos Sociales consiguió escapar de su captores. Llegó a “Casa Margarita” y desde entonces Justine ha recuperado las ganas de vivir y su bebé, un lugar seguro en el que crecer.

La historia de Justine y su hijo es una entre muchas. La guerra encubierta que se ha prolongado durante más de dos décadas en Kivu del Norte ha hecho de esta región un lugar extremadamente peligroso y pobre, a pesar de la riqueza de sus recursos naturales.

Los menores son las primeras víctimas de esta situación, sobre todo, las niñas. Muchas de ellas se convierten en madres antes de ser mayores de edad y, en muchas ocasiones, por abusos.

“Estas jóvenes se encuentran embarazadas, solas y sin ayuda ninguna”, explican los misioneros salesianos. Pero todo ha empezado a cambiar gracias a ‘Casa Margarita’ y al ‘Foyer Annuarite’ que se han abierto para que estas jóvenes mamás y sus bebés tengan un lugar en el que vivir, formarse y tener un futuro.

Ambos centros dan acogida, protección y apoyo a las niñas y jóvenes. “Se les da apoyo psicológico, hay talleres de motivación, cursos de capacitación, se le ofrece formación…”, explican los misioneros. Es un apoyo integral para que las chicas puedan valerse por sí mismas y dar un futuro nuevo a sus hijos.

LA BENDICIÓN DE SAFARI

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MADRE A LOS 17 AÑOS

Safari es mamá. Una mamá de 17 añosque la vida no ha tratado muy bien.

Cuando era pequeña su padre abandonó a la familia. Su madre se volvió a casar y su padrastro y ella no tuvieron una buena relación.

Decidió escaparse de casa y vivir en la calle. Estando en la calle conoció a un joven militar con el que tuvo una relación. Se quedó embarazada y, a pesar de que él prometió cuidarles, la realidad es que se fue sin dejar rastro. De seis meses, Safari volvió a la calle. Una noche, la Policía la detuvo tras una redada. Muchos niños de la calle fueron a parar a las cárceles de adultos.

Safari tuvo suerte de que el Tribunal de Menores de Goma y el Centro Don Bosco Ngangi se preocuparan de ella y la acogieron en ‘Casa Margarita’. Allí dio a luz a su bebé de nombre Baraka (bendición) Moisés y hoy Safari está construyendo un nuevo futuro para ambos.