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Nuevo informe sobre conflictos urbanos: «Vi morir a mi ciudad»

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Mosul, Irak. CC BY-NC-ND / CICR / Andre Liohn

En la actualidad, cincuenta millones de personas llevan la peor parte de la guerra en diversas ciudades del mundo. Particularmente en Oriente Medio, los conflictos urbanos prolongados y altamente destructivos están devastando la región.

Las guerras que arrasan las antiguas ciudades de Mosul, Saná y Alepo han contribuido al mayor movimiento de migrantes y refugiados del mundo desde la Segunda Guerra Mundial. Se estima que se han desplazado 17 millones de iraquíes, yemeníes y sirios, muchos de ellos provenientes de las ciudades. Esa cifra equivale a casi el doble de la población de Londres.

«Sólo quiero estar bien. Es difícil estar «bien» cuando uno ha visto tanto. Vi morir a mi ciudad; vi perecer a mi gente; vi cómo yo mismo me quebraba. No sé si algún día volveré a estar bien, pero es lo que deseo».
Sami, un joven de 29 años que huyó de Alepo a Damasco y luego a Beirut.

 Mosul, Irak. CC BY-NC-ND / CICR / Andre Liohn

Once millones y medio de personas —más de tres personas por minuto— han abandonado sus hogares solamente desde el comienzo de la guerra en Siria. Más de seis millones viven en refugios improvisados o en comunidades de acogida dentro de Siria, mientras que casi cinco millones han abandonado el país.

Estas cifras son apabullantes, pero son nada más que una parte de la historia.

Topadoras y bombas

Durante siglos, las guerras se libraron principalmente en campos de batalla amplios, donde miles de hombres, grandes cuerpos militares y armas pesadas se enfrentaban entre sí en espacios abiertos.

Taiz, Iêmen. CC BY-NC-ND / CICV /Khalid Al-Saeed

Las ciudades podían ser sitiadas o saqueadas, pero raras veces había enfrentamientos en las calles. Los conflictos de hoy, en cambio, se presentan de manera muy diferente: los campos de batalla y los frentes de nuestro siglo son los centros de las ciudades y las zonas residenciales. Las guerras se han introducido en las ciudades, las vidas y los hogares de las personas comunes de una forma mucho más perversa que antes.

A medida que el mundo se urbaniza, también los hacen los conflictos

Según las previsiones, el 96 por ciento del crecimiento urbano tendrá lugar en países en desarrollo, en ciudades que ya afrontan situaciones de fragilidad. En los conflictos armados de hoy, las hostilidades se desarrollan, cada vez más, en centros poblados, y es probable que esta tendencia se mantenga.

Taiz, Yemen CC BY-NC-ND / CICR /Khalid Al-Saeed

A menudo, los beligerantes evitan enfrentarse con el enemigo en espacios abiertos y optan por entremezclarse con la población civil. Para colmo, esos conflictos armados se siguen librando con sistemas de armas inicialmente diseñados para campos de batalla abiertos. Nuevamente, suelen ser los civiles quienes pagan el precio de esta práctica.

«Nos encontramos con que nuestro automóvil había quedado reducido a un bastidor de metal y nuestras viviendas habían sufrido daños irreparables. Cuatro combatientes se habían detonado en nuestra casa. Sacamos dos cadáveres a la calle. Toda la casa estaba reducida a escombros.»
Mohamed, un civil de Mosul occidental.

Alepo

No hay cifras definitivas sobre a las personas que han muerto en la ciudad desde que estalló la violencia, a mediados de 2012. A consecuencia de esa violencia, Alepo se ha ganado varios galardones: «La ciudad más peligrosa del mundo», «El infierno en la tierra» y «La Stalingrado de Siria».

Mientras las organizaciones humanitarias alertaban cada vez con mayor frecuencia acerca del deterioro de la situación humanitaria, los ataques contra la infraestructura esencial, como los hospitales, las redes de agua y de electricidad y las escuelas continuaron a lo largo del conflicto. En 2015 y 2016, una serie de ataques contra hospitales y otras instalaciones de salud causaron la muerte de médicos y pacientes y privaron a miles de personas de la asistencia de salud que necesitaban con urgencia

Alepo, Siria. CC BY-NC-ND / CICR / Andre Liohn

Cuando las guerras se libran en ciudades, la infraestructura vital que permite la vida de las comunidades queda dañada o destruida. En Taiz, una ciudad antigua en la zona occidental de Yemen, 15 meses de asedio han causado el colapso casi total de la economía. «Hemos visto a personas rebuscar en la basura porque no tienen los medios para conseguir alimentos», dice Nancy Hawad, delegada del CICR. «Hemos visto a mujeres hervir hojas de los árboles con tal de darles a los niños un poco de sopa caliente».

La finalidad de este informe es permitir una comprensión más profunda de este escenario tan complejo, a través de las palabras de las personas que han sido testigos y sobrevivientes de esas situaciones. Ahora, el desafío es cómo responder a la compleja dinámica que se desenvuelve en estos conflictos urbanos.