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Se realizaron las #PeresMarianasInfantiles en Buenos Aires

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       CON MARÍA NOS PONEMOS EN CAMINO”

 

El sábado 26 de agosto se realizaron las Peregrinaciones Marianas Infantiles en las cuatro Vicarías porteñas, organizadas por la Vicaría para Niños del Arzobispado de Buenos Aires.

En la Vicaría Devoto, monseñor Juan Carlos Ares, dio la bendición a los peregrinitos desde la escalinata de la Parroquia Inmaculada Concepción, en la calle José Cubas.

Los organizadores entregaban a los caminantes unas cintitas que reflejaban el lema de esta peregrinación y que chicos y grandes se ataban en sus muñecas.

Esta “pateada” incluyó a muchos, además de los chicos: familias, amigos, catequistas, maestros, sacerdotes, seminaristas, obispos, animadores, argentinos, extranjeros, adultos y muy, muy chiquitos

Antes de llegar al santuario de Nuestra Señora que Desata los Nudos-Parroquia de San José del Talar, los peregrinos pasaron debajo del manto celeste de la Virgen, gesto de abrazo maternal a quienes caminaron con alegría por las calles del barrio, repartiendo estampas, contando por qué caminaban.

En un escenario montado en la puerta del santuario, los animadores esperaban cantando a medida que llegaban los niños de colegios, parroquias, capillas. La imagen de Santa Teresita, patrona de los niños de Buenos Aires, aguardaba con sus clásicas rosas rojas a todos y cada uno de los peregrinitos.

Un grupo de música bien alegre animaba con guitarra, voces y percusión ese momento tan lindo de llegar a la casa de la Virgen.

Más de 20 sacerdotes y unos 15 seminaristas, presididos por el obispo Ares, celebraron la misa en la que abundaron los cantos, los aplausos y el entusiasmo.

 

Desgrabación homilía monseñor Juan Carlos Ares, vicario episcopal de la zona Devoto de la arquidiócesis de Buenos Aires, en ocasión de la Peregrinación Mariana Infantil organizada por la Vicaria Episcopal para Niños, edición 2017

–¿Están cansados? –preguntó monseñor Ares a los niños-peregrinos.

— ¡¡Sí!! –respondieron fuerte los chicos.

— Hicimos como ochocientas mil cuadras… (risas)

Esta experiencia de caminar es muy linda y, además, caminar juntos con otros. Igual como hizo María, como escuchamos recién en el Evangelio. María salió y fue sin demora por las montañas de Judá para encontrarse con su prima…

–…Isabel –responden los chicos.

Me voy a detener justamente en algunos signos muy particulares como vimos las señales que fueron apareciendo a lo largo del camino. Algunas de las señales está en lo que nos dice el evangelista. Dice que María partió, salió, ¿eh?

Hoy decidimos salir, salir a la calle. Salir. Esta primera actitud para caminar es fundamental porque si yo me quedo en mi casa no salgo a caminar, ¿verdad? Tengo que salir de mí mismo, de las cosas que me pasan… Para caminar tengo que salir hacia afuera. Esta es la misma actitud que pide el Papa Francisco para todos nosotros, la Iglesia: una Iglesia en salida. Saliendo. Y en este tiempo también en la arquidiócesis de Buenos Aires, en toda la capital, queremos ser una Iglesia que sale. Que sale a la calle, que ale y se encuentra con los enfermos, que sale y se encuentra con el otro y lo que le pasa, lo que vive, lo que siente. La primera enseñanza, entonces, de María es que hay que salir.

Después dice: “partió y fue sin demora”, ¿eh? Rapidito. ¿La Virgen estaba apurada?

Y Ares repite preguntándole a los chicos:

–¿La Virgen estaba apurada?

— Noooooo –contestan los chicos.

 

–¿Y por qué dice “sin demora”? –insiste el obispo.

¿La Virgen era impaciente? Nooooo… Lo que pasa es que María se había enterado, por el ángel Gabriel, que su prima Isabel también estaba embarazada. Entonces, no iba a perder ni un minuto para ir a verla. El salir también tiene que ser con prontitud, rápido. Pero no porque estamos apurados… porque para salir, como tuvimos que hacer hoy, tuvimos que buscar la campera, traer algo para tomar… nos fuimos preparando. María también se preparó y lo hizo rápido. Por ejemplo, en casa, mamá en algún momento dado dice: “poné los platos en la mesa”…

–¿Ustedes ponen los platos en la mesa? –preguntó el obispo a los chicos.

–¡Sí!

–Y ustedes le dicen: “Pará, mamá, ya voy…”. ¿Y mamá qué dice? “No, ahora.” Claro, hay que hacerlo ahora porque ya está la comida. Esto no puede esperar para después. Tiene que ser ahora.

Lo mismo cuando alguien nos pide alguna ayuda, cuando tenemos que servir en la caridad como hace la Virgen, saliendo de sí misma, con rapidez, con prontitud. Esta es la segunda actitud: salir y sin demora.
Y, además, cuando salió tuvo que ir… ¿por qué lugares? ¿Por qué lugares fuimos nosotros, ahora? Por la calle… nos cortaron las calles porque sino por la calle no podemos estar, hay muchos autos. Estaban las veredas, las avenidas… el semáforo. La Virgen María fue caminando por montañas. El camino de la montaña… ¿es así todo derecho?

–¡No! –contestaron los chicos.

No. Uno tiene que hacer unas vueltas… Y además, ¿qué hay en la montaña? Hay muchas…

–…¡piedras! –completaron los chicos.

Es un camino con dificultad. María enfrenta las dificultades en el camino. No se desespera, va caminando sabiendo que va a llegar… Muchos estaban preguntando [en la caminata de los niños] ¿cuánto falta? (con tono de desánimo y casi de pereza, risas). Pero llegamos, ¿no es cierto? Teníamos dificultades, quizás estábamos un poco cansados pero enfrentábamos el camino con la dificultad que tiene. Esta es la tercera actitud: poder enfrentar el camino como viene, como es.

Lo cuarto es que se llega a encontrar con Isabel. Se saludan. El salir a caminar, el camino de la Virgen es salir al encuentro, al encuentro con el otro, a poder saludarlo, a poder expresarle la Buena Noticia que tenemos en el corazón, hacerlo con alegría, con entusiasmo. Salir al encuentro de los demás. De la misma manera que en la muñeca tenemos la cinta, ¿no es cierto? ¿Qué dice ahí? No me acuerdo…

Dicen los chicos: “Con María nos ponemos en camino” (y el obispo repite).

Y además de tener esta cintita nos pedían que trajéramos otra cintita para poder darle a otro. La idea de este gesto es que también podamos salir al encuentro de otro y le digamos: “María también está en tu camino, te está acompañando, quiere salir a tu encuentro”. Salir sin demora por las montañas de Judá y al encuentro.

Y acá tomemos lo que decían recién los chicos.

–¿Ustedes vinieron solos? – preguntó Ares.

–Nooooo… –respondieron los peregrinitos.

María tampoco hizo el camino por las montañas de Judá sola.

–¿Con quién lo hizo? ¿A quién llevaba adentro de la panza? –preguntó el obispo.

–¡A Jesús! –contestaron los chicos.

No estaba sola, estaba con Jesús. Ella iba con Jesús, que lo llevaba adentro, y también con todas las expectativas, todas las cosas que el pueblo de Israel esperaba en ese tiempo. Las inquietudes… Justamente, para hacer el camino de María tenemos que tener en cuenta que vamos con otros, las inquietudes, los anhelos de los demás. Porque así hacemos el camino de Dios: junto con los demás.

En este tiempo, la Iglesia de Buenos Aires quiere hacer este camino juntos, saliendo a la calle, haciéndolo sin demora, a pesar de las dificultades, pero salir al encuentro de los demás para servirlos, para saber qué es lo que necesitan, qué es lo que necesita de nuestra Iglesia, qué necesitamos unos de otros.

Se lo pedimos a María. Decimos juntos: “Con María nos ponemos en camino”. (dicen los fuerte los chicos)

Que así sea.

Monseñor Giobando: “Al mal tiempo, buena cara”

Al terminar la caminada y la misa –esta “pateada” como la definió alguna vez nuestro cardenal Mario Poli– el vicario episcopal para Niños, monseñor Ernesto Giobando SJ sintetizó con una frase ante la amenaza de lluvia que se extendió sobre la ciudad de Buenos durante todo el sábado 26 de agosto: “Al mal tiempo, buena cara. Con inmensa alegría nuestros niños han celebrado la Peregrinación Mariana Infantil de este año. A pesar del mal tiempo, en todas las vicarías porteñas hubo muchísimos niños caminando, peregrinando. Y, como dice el lema, ‘Con María nos ponemos en camino’. Agradezco a la Vicaría para Niños, a los catequistas y a todos los colaboradores de las parroquias este servicio indispensable para anunciar con alegría el Evangelio a nuestros niños. Y vamos preparando el corazón para la próxima Misa Arquidiocesana de Niños en el Luna Park, el próximo 21 de octubre. ¡Nos vemos allá!”.

                     GESTO SOLIDARIO
La ternura sana el corazón

LOS FRUTOS DE LA SOLIDARIDAD DE LOS CHICOS DE BUENOS AIRES

Vicaría Belgrano recolectó 28.440 pañales que ya están en el Hospital Gutiérrez.

Vicaría Flores juntó 23.000 pañales que se entregarán antes de este viernes al Hospital Elizalde y Maternidad Piñero.

Vicaría Devoto reunió 28.600 pañales que el jueves se llevarán a la Casa Cuna.

Vicaría Centro llegó a los 9.100 pañales que serán recibidos en la  Maternidad Sardá.