Inicio Iglesias La persecución en Egipto crece: 3 breves testimonios

La persecución en Egipto crece: 3 breves testimonios

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Tres hermanos en Cristo nos cuentan lo que es vivir bajo la presión de no saber dónde y cuándo será el próximo ataque. #Egipto

Estaremos orando por Egipto en el Encuentro de Oración:

La persecución en Egipto está creciendo. En el último año hubo 4 grandes ataques a los cristianos: tres iglesias y un autobús que iba de camino a un monasterio sufrieron ataques por parte de los extremistas. Cientos de cristianos han muerto debido a estos ataques, y muchos otros ocurren sin ser informados por las noticias. ¿Cómo enfrentan esta situación los cristianos egipcios?

«Enseñales a tus hijos que Dios es su mejor amigo» -Rashna (31 años), de la ciudad de Luxor, esposa de Hany y madre de Daniel (7) y Jolie (3)

«Veo como el incremento de la persecución ha afectado a mis dos hijos. Daniel solía ser extrovertido y abierto. Siempre era el líder de su grupo de amigos, pero últimamente ha estado muy asustado debido a las historias que escucha. Ahora ni siquiera se anima a ir solo a la cocina a por un vaso de agua, siempre quiere estar cerca nuestra. La enseñanza más importante para mis hijos es que Jesús es su mejor amigo y siempre está cerca de ellos. Les digo que yo puedo estar a un metro de distancia, pero Dios está dentro de ellos siempre. Y con Dios, no tienen que tener miedo. Leemos juntos la Biblia para niños todos los días y hablamos sobre su significado. Esto no es siempre fácil. A veces no lo entienden, y todavía no se atreven a orar en voz alta. Pero los veo crecer. Ayer escuché que mi hijo hablaba, y, pensando que hablaba conmigo, fui a verlo y me dijo, ‘¡No mamá, no estoy hablando contigo, le estoy hablando a Jesús.

«Las señales físicas pueden ayudarte a recordar la presencia de Dios» -Mina (23 años) de la ciudad de El Cairo, estudiante de negocios.

«Tengo una pequeña cruz tatuada en la parte interna de la muñeca. Mis padres me la pusieron cuando era joven, así recordaría siempre que soy cristiano. Hacer esto es una tradición en Egipto, varios amigos míos también tienen cruces tatuadas en las muñecas o las manos. El tatuaje me ayuda mucho. A veces olvido que Dios está ahí, pero cuando veo la cruz en mi muñeca recuerdo que su presencia siempre está. A menudo, también uso un collar de una cruz en mi cuello. Cuando tengo miedo, me la apreto y me siento seguro.

Últimamente, las razones para estar asustado son mayores. Han explotado bombas en algunas iglesias en Egipto. Tal vez mañana explote una bomba en nuestra iglesia, nunca se sabe. Esta situación no me frena a seguir asistiendo. Sería un honor para mí morir por causa de Cristo. Como ser humano puedo tener miedo, pero sé que Dios me protege si esa es su voluntad. Los bombardeos recientes han sido buenos para mí. Me han enseñado a vivir más apegado a Dios; han hecho que mi fe sea más sólida. Mis oraciones son más profundas, realmente salen de mi corazón».

«La paz que Dios da es mayor que el temor de la persecución» -Maraya (29 años) del Alto Egipto, trabaja en turismo.

«He experimentado persecución en primera persona. Esa es la razón por la que no quiero mostrar mi nombre real ni una foto mía. La oscuridad en nuestro país está creciendo y yo he tenido mi parte de persecución. El hombre parado frente al negocio de mi padre con su coche nos está persiguiendo. Esta persona entra al negocio para maldecir al cristianismo y a la cruz, y para decirme que me arrojará ácido en la cara. Luego golpea a mi padre, y los vecinos vienen a ayudarlo. En nuestra cultura, si un musulmán se enfrenta con un cristiano, los musulmanes siempre se ponen del bando de su hermano musulmán, es un deber de su religión. La policía no hizo nada con la denuncia que pusimos. Después, el mismo sujeto amenazó con matar a mi padre si volvía a abrir el negocio. Por 20 días estuvo cerrado y nos quedamos en casa, orando y llorando. Todos los días venían distintas personas de la iglesia a orar con nosotros. Al principio estaba asustada, pero de a poco fui sintiendo una inimaginable paz. Era mayor de lo que podía entender. No la había sentido antes y no entendía. Pero sentía paz, y no más temor. Mi padre me enseñó a perdonar a quien nos perseguía y a mirarlo a través de los ojos de Dios. Oramos por él todo el tiempo. Nuestra lucha no ha llegado a su fin todavía, pero sabemos que Dios está con nosotros».