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Contra al Aborto: Curas Villeros Pidieron «Propuestas de Vida Digna»

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LO ACOMPAÑAN TAMBIÉN DOS OBISPOS
Emitieron un documento en el que critican el debate abierto en torno a la despenalización. Lamentaron la utilización de los sectores vulnerables como justificación para avanzar en esta legislación, y reclamaron que se acaben las «propuestas de muerte».

El equipo de sacerdotes de Villas de Emergencia de la Ciudad y el Gran Buenos Aires, acompañados por obispos comprometidos con esta pastoral, emitieron un documento en el que critican el debate abierto en torno a la despenalización del aborto, lamentaron la utilización de los sectores vulnerables como justificación para avanzar en esta legislación, y reclamaron que se acaben las «propuestas de muerte» y el Estado se comprometa decididamente con «propuestas de vida digna».

El texto, titulado «Con los pobres abrazamos la vida», advierte que el debate acerca de la despenalización del aborto «no estaba en la plataforma electoral» del Gobierno, y contrapuso este escenario con el que planteó el kirchnerismo. «El Ejecutivo anterior no solo no propició este debate, sino que incluyó a las mujeres embarazadas en la Asignación Universal por Hijo. Eso es un gesto concreto de una política pública a favor de la vida», expresaron los curas y obispos villeros.

Los religiosos que trabajan y viven en comunidades carenciadas reclamaron proteger “la vida como viene, sin grises», y especialmente «la vida amenazada en cualquiera de sus formas».

«Como curas y religiosas desde la villa y barrios populares, nuestra experiencia de vecinos, fruto de una consagración, es la de haber aprendido de los villeros a amar y cuidar la vida. La cultura popular de estos barrios nos ha mostrado una manera real de optar por la vida. Muchas veces donde el Estado no llega, donde la sociedad mira para otro lado, la mujer sola o atravesada por la marginalidad encuentra en las redes de amor que se generan en nuestros barrios su ayuda y su esperanza, para ella y sus hijos», sentencian en su carta.

«En esta línea hay muchos ejemplos de mujeres que saben cuidar a los niños como si fueran sus propios hijos. Creemos que debería ser más sencillo el camino para adoptar un niño. Somos testigos de que muchos matrimonios de la villa fueron marginados de la posibilidad de adopción porque no tenían, por ejemplo, título de su vivienda», propusieron, a modo de llevar el debate a una instancia superadora.

Los curas y obispos villeros también lamentaron profundamente que «otros sectores sociales toman a los pobres como justificativo para sus argumentos», sobre todo cuando «se habla de la tasa de mortalidad por aborto de las mujeres de los barrios más pobres».

«Lo primero que hay que hacer en nuestros barrios es luchar contra la pobreza con firme determinación y en esto el Estado tiene las mejores herramientas. Con casi un 30% de pobres —detrás de los cuales hay rostros e historias— hay discusiones que debieran priorizarse», contrapusieron.

Los religiosos también instalaron una perspectiva poco abordada en el proyecto en debate: la pretendida eliminación de niños nacidos con enfermedades congénitas.

«Muchas veces miramos a los países poderosos y desarrollados de nuestro mundo. En muchos de ellos está legislado el aborto. Y en muchos casos se descarta así a los niños que van a nacer con Síndrome de Down. ¡Cuánto nos enseñan estos niños a los que tenemos atrofiada la capacidad de amar! La lógica de los poderosos, de los fuertes, que deciden sobre los que menos posibilidades tienen, es la lógica dominante. Y esto también, de alguna manera, se traslada al tema de la niña o niño por nacer», evaluaron.

«A lo largo de cincuenta años este equipo de sacerdotes de las villas, que se fue ramificando en otros lugares como la provincia de Buenos Aires, ha sido testigo de muchas propuestas de muerte. Han muerto catequistas, religiosos y sacerdotes por la Dictadura. Por el tráfico de armas y de drogas continúan las muertes de adolescentes y jóvenes. No necesitamos agregar más muertes. Nuestros barrios necesitan propuestas de vida digna. Y una sociedad que proteja al más débil», concluyeron los religiosos.