El proyecto, aprobado con 95 votos a favor y 46 en contra, finalmente sólo se aplicará a mayores de 14 años
La Cámara de Diputados de Chile aprobó este miércoles la Ley de Identidad de Género que permite el cambio de nombre y sexo para mayores de 18 años y de menores entre 14 y 18 con autorización de los padres o tutores legales.
Aprobado con 95 votos a favor y 46 al final de un acalorado debate en el parlamento de Valparaíso, el proyecto ya había recibido la luz verde del Senado a principios de septiembre.
Cuando entre en vigor, los mayores de 18 años solteros podrán cambiar de nombre y sexo con un simple trámite en el Registro Civil y los casados en un tribunal de familia.
En el caso de los adolescentes de entre 14 y 18 años tendrán que recurrir a un tribunal de familia y necesitarán estar acompañados de al menos uno de sus representantes legales o tutores. Si no cuentan con ello, podrán pedir la intervención de un juez para que determine si procede la solicitud.
Los menores de 14 años han quedado fuera del proyecto final ante la oposición en las filas conservadoras. El ministro de Justicia, Hernán Larraín, argumentó la decisión de sumar el permiso de un tutor para los adolescentes que deseen cambiar su nombre y sexo afirmando que de esta manera se «resguarda y protege».
LA «BANCADA EVANGÉLICA» SEGUIRÁ SU LUCHA
La ley debe ser sancionada por el presidente, el conservador Sebastián Piñera, aunque todavía puede enfrentar algunos obstáculos ya que legisladores conservadores que se oponían al proyecto anuncian que impugnarán ante el Tribunal Constitucional (TC).
Con disgusto reaccionaron parte de los diputados oficialistas que conforman la llamada bancada «evangélica» de la Cámara, con la indignación de diputados RN como Eduardo Durán y Francesca Muñoz.
Esta última, por ejemplo, dijo tras la votación que es «muy lamentable lo que ha ocurrido el día de hoy. Y también como he anunciado en otras ocasiones, recurriré al Tribunal Constitucional. Incorporar a los menores de 18 años en el proyecto de ley es muy lamentable, ya que levantamos la voz diciendo lo perjudicial que sería para los adolescentes este proyecto ya que ellos están en proceso de maduración, y debimos habernos enfocado en lo que es un programa obligatorio de acompañamiento».
