El Hospital Alemán era una fiesta. Había títeres, música y muchas cosas ricas para tomar y comer! Estábamos nosotros y los invitados más importantes: los niños.
Se festejaba el DIA INTERNACIONAL DE LA LUCHA CONTRA EL CÁNCER INFANTIL.
Yo andaba por ahí, cuando sentí la obligación de frenar y mirar a un costado. Allí estaban, unos enormes ojos verdes bajo rulos rubios y un bucle muy simpático que caía sobre su frente. Nos miramos y ocurrió nomás. Magia. Me acerqué y extendí mis brazos. Me correspondió. Nos abrazamos. El tiempo se detuvo… la música se escuchaba de lejos. Cerré mis ojos y sin decirnos una palabra, nos mantuvimos abrazadas un buen rato. Simplemente balanceándonos, muy suavecito. Sentí que éramos una. Fusión de corazones.
Después de unos minutos, nos despegamos, nos miramos y me regaló su sonrisa. Volvimos a escuchar la música, apareció la gente alrededor.
Así nos despedimos, como nos conocimos: sin palabras. Solo bastó la mirada.
Gracias bomboncito!!! Siento aun tus manitos en mi espalda, tu cabecita apoyada en mi pecho y tu corazón junto al mío.
MALCRIADA
