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VENCEDORES

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1º Juan 2:1 «Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado,abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo»

De ninguna manera la Palabra de Dios nos deja abierta la posibilidad de cometer pecado.Pero sí, sabe Dios que mientras estemos en este cuerpo mortal seguiremos batallando en contra del pecado.

Jesús es la propiciación por nuestros pecados. Es por eso que cada vez que enfrentemos la tentación de olvidar quiénes somos y quién es el Señor de nuestra alma y cuerpo, debemos correr al que tiene poder para socorrer a los que son tentados.

Heb.2:14 al 18

«Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,  y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.  Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.   Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.   Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.»

¡¡Qué maravilla!!! Has pensado que hubieron millones de ángeles que cayeron pero Dios no tomó la forma de ellos?

Pero sí la nuestra!!!

Fue por la humillación de Jesucristo que hemos sido libres de la esclavitud al pecado. y el propósito de Dios es llevarnos a su presencia, a su Hogar. Nuestra Salvación tuvo su origen en Jesús y en la cruz él exclamó: «CONSUMADO ES»

Con su muerte nos dio una nueva posición espiritual; ahora somos hijos de Dios.
El Señor Jesús asumió nuestra naturaleza, porque debía destruir, por medio de la muerte, su muerte, al que
tenía el imperio de la muerte.
Ésto debería hacernos reflexionar que el diablo tenía autoridad para exigir que pagáramos por nuestro
pecado. Y, en forma astuta y quizá, sin nosotros pensarlo, aceptábamos ser sus esclavos.
Eso, porque ignorábamos que hubo alguien que entregó su vida para rescatarnos.
JESÚS!!
El amor de Dios lo llevó a hacerse hombre, y estando en ésa condición, experimentar algo de los efectos del
pecado en el hombre.
Él sabe perfectamente lo que se siente al confrontarse con el enemigo; es por eso que puede ser compasivo y fiel Sumo Sacerdote.
Él experimentó la angustia de la separación de Dios Padre. Vivió Él mismo la profundidad del sufrimiento
y de la muerte, sin Dios.
Cuando nosotros estamos frente a la tentación, es el momento en el que Dios nos prueba.
Hay algo en nuestra naturaleza humana; que es la ley del pecado, el deseo de obrar mal.
Tenemos la oportunidad de hacerlo, como la tuvo el Señor cuando el diablo lo tentó.
Pero no lo hizo!!!
Es por eso que puede acudir en nuestro auxilio cuando somos tentados por nuestra propia mente
carnal y nuestra carne de pecado.
Cuando nos encontramos enfrentando un valle de sombra y de muerte podemos mirar confiadamente
a Él, porque está sentado a la diestra de Dios Padre intercediendo por nosotros.
Sin dudas, cuando hemos decidido fortalecer la comunión con Dios, dándole la espalda al mundo
y al pecado, es porque deseamos vivir en luz, en la presencia de Dios.
Juan dice: «hijitos míos»; «mis niños pequeños». A los nuevos renacidos, a los que no practican pecado.
Pero, cuando pecamos, Jesús está ahí para defendernos, delante del Padre, porque Él mismo fue la
Propiciación por nuestros pecados.
Estás enfrentando una lucha contra el pecado?
Corre a Jesús. Apresúrate a ir a su presencia.
Él es el abogado que está para defenderte, animarte, fortalecerte, levantarte, renovarte.
No dejes que el enemigo te acuse, ni te intimide.
Jesús es el Vencedor.
Y su victoria es la tuya!!