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La Movilización Misionera Sale de Viaje

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Miedo atroz a los ascensores, una mala historia de amor y una foto de la Copa del Mundo 2006, nunca escuchaste “Orar, dar, ir” de esta manera. Naemi Siemens (Alemania), 18, Casey Sbrana (EEUU), 24, y Timothy Tai (Reino Unido/Malasia), 38, que trabajan con OM, recorrieron 7.000 km durante cinco semanas en un viaje de movilización misionera a través de Argentina, ellos usaron sus testimonios personales y ejemplos para que las Iglesias y grupos de jóvenes entendieran la importancia de las misiones mundiales.

El viaje de movilización, desde el 11 de enero al 16 de febrero de 2018, fue una prueba piloto y respuesta de oración, según Markus Leder, líder de OM Argentina. “Queríamos tener equipos que viajen y movilicen, pero no los teníamos,” admitió. Quince años después de que él y su esposa Vanesa se mudaran a un barrio del Gran Buenos Aires, Argentina, con tres nuevos integrantes en el equipo y la llegada de las vacaciones de verano, tradicionalmente el período más difícil de ministerio para Markus, se hizo realidad.
“Era el momento correcto para hacerlo.”

Con sólo algunas clases de español, el nuevo trío de OM hizo un video sencillo para promocionar los talleres relacionados con misiones que Vanesa, argentina, subió a las redes sociales de OM. Más de 20 iglesias respondieron, invitándolos a visitar diferentes campamentos de verano y retiros de jóvenes. “De acuerdo a las fechas de los campamentos, traté de hacer un mapa conectando los diferentes puntos,” dijo Vanesa. El viaje por tierra comenzaba.


Preparación del contenido  
En preparación para el viaje, para el que faltaban unos meses todavía, se dividieron los temas, prepararon trajes típicos para la presentación misionera –una demostración interactiva del porcentaje de misioneros que trabajan entre los grupos menos alcanzados- y pusieron a prueba estos programas en unos cuantos campamentos entre octubre y diciembre.

Los chicos prepararon talleres individuales de una hora de duración con los temas “Orar, dar, ir”, que ha sido el lema informal de OM durante mucho tiempo. Naemi eligió el tema “Orar” debido a su reciente descubrimiento de la importancia de la oración en su propia vida. “Nunca fui una persona de oración, y pasar tiempo con Dios era algo que generalmente sacaba de mi lista,” nos comentó. Pero estando acá (en Argentina) y como ya no tengo la rutina que tenía en Alemania, descubrí el gozo de pasar tiempo con Dios.”

Casey, quien se encargó del tema “Ir”, habla acerca de su primera experiencia en un viaje de corto plazo en Africa (su mamá lo llevó) donde hizo un nuevo amigo que nunca había oído hablar de Jesús. Casey también muestra las “tarjetas de compromiso” -son hojitas del tamaño de tarjetas personales que las personas se pueden llevar. “Creemos que hay poder en el compromiso que hacemos con el Señor, escribiéndolo y haciéndolo tangible,” nos dijo. De hecho, una tarjeta de compromiso similar que hizo en la Universidad fue lo que lo llevó a venir a servir a Argentina por dos años.

Tim, optó por hablar acerca del “dar”, aunque su trasfondo como bancario le dio una conexión natural con las finanzas. Su presentación, sin embargo, se enfocó más en dar la vida a Dios, no simplemente hacer un cheque (o hacer fila durante horas en un cajero automático para sacar dinero para ofrendar, como puede suceder en Argentina).

Estos tres talleres básicos, con el toque de experiencias personales y detalles culturales, así como otras partes de la presentación, tenían una sola meta: “contar a otros lo que OM está hacienda y por qué pensamos que las misiones son importantes,” dijo Casey.

En ruta

Cuando los 3 miembros del equipo de OM más un traductor finalmente subieron al auto y salieron, tenían sus materiales preparados pero realmente no sabían que esperar.

“Era muy diferente cada campamento y cada iglesia,” resumió Naemi. A veces éramos los únicos oradores para un campamento de tres días –incluyendo el grupo de adoración, dirigir los juegos y organizar los horarios- y en otros solamente tenían unas horas para compartir.

“Me gusta prepararme para lo que vamos a hacer, pero eso es un poco difícil en Argentina porque antes de ir a algún campamento o iglesia, no sabíamos cuántas personas iban a haber, qué edades tenían, ni si eran adolescente, jóvenes o adultos, ni cuánto tiempo teníamos para compartir”, nos explicaba. “Así que eso era algo que yo realmente tuve que aprender, relajarme y confiar que todo iba a salir bien.”
La mayoría de las veces, salía bien.

“Pasamos momentos maravillosos -recorrer Bariloche, ver esa hermosa zona de Argentina que no esperábamos, conocernos más uno al otro como equipo- fue un gran viaje,” describió Tim.

“No tuvimos situaciones dentro del equipo. Ahí todo funcionó más que bien,” agregó Naemi, “y aún en los viajes, nunca nos quedamos sin combustible. Algunas veces sí nos perdimos…”

Y algunas cosas se perdían en el camino debido a la traducción. “Ya sea que estuviéramos explicando lo que ibamos a hacer después o hablando de algún versículo en particular y cómo se relaciona con nuestra misión—no pasaba mucho porque tuvimos traductores buenísimos—pero hubo un par de veces que algo se explicó [incorrectamente], y se cambiaba la intención original de lo que queríamos transmitir,” explicó Casey.

Los chicos, acostumbrados al uso de internet para enviar mensajes con el celular o usar el GPS, pasaron una buena cantidad de tiempo en las lugares de descanso en el camino, para planificar el próximo destino usando el WIFI gratis. A veces, la planificación, organización y comunicación con los encargados de los campamentos puede ser frustrante. Tim nos dijo: “No todos los campamentos tenían una organización clara y aun si la tenían, no siempre la seguían. Todo tenía que ser siempre flexible.”

En una iglesia, se nos pidió que demos los talleres y que finalicemos a la tarde o noche. Para las 19:00 hs, ya habíamos terminado los talleres “Orar, Dar, Ir”, la representación misionera y otra demostración más. “Habíamos hecho todo lo que realmente queríamos hacer, y después se nos acercan y dicen ‘En realidad, hoy queremos que terminen a eso de las 22:00 hs,’” recuerda Tim. “Tuvimos que pensar qué otras cosas podíamos hacer para llenar el tiempo. Yo terminé compartiendo un mensaje acerca de guardar el corazón que no tenía nada que ver con misiones.”

En este viaje de movilización, durmieron en diversos lugares, desde cabañas con aire acondicionado a camas improvisadas con sillas en el medio de un salón de reunion vacío. En la granja de una familia en el interior, ordeñaron una vaca y miraron las estrellas durante horas en el pastizal.

Cuando tenían que dar solamente un taller por día, pasaban tiempo con los adolescentes y jóvenes, haciéndose amigos. Casey jugaba al fútbol cada vez que podia. “Creo que dupliqué mis amigos de Facebook en las últimas cuatro semanas,” dijo riéndose.

La última noche del ultimo campamento, alrededor de un fogón, los chicos de OM les lavaron los pies a los adolescentes. “Al lavar sus pies, realmente sentí que Dios nos ama tanto y que dio todo por nosotros, y que vino a este mundo a servirnos. Esa fue una experiencia realmente hermosa,” nos cuenta Naemi.

“Fue un viaje largo. Muchos lugares diferentes. Pensar estrategias para seguir en contacto con las personas y ofrecerles oportunidades para crecer en su entendimiento de las misiones y su caminar con el Señor”, nos dice Casey. “Vivíamos en el auto y eso fue increíble.”

Resultados que animan 

“Siempre nos daba mucho ánimo cuando después de dar los tres talleres “Orar, Dar, Ir”, la gente se acercaba para recibir más información sobre misiones, de cómo orar, cómo ofrendar, cómo ir, acerca de los viajes de corto plazo,” dice Naemi. “A veces nos decían, ‘Guau, no sabíamos estas cosas antes, queremos involucrarnos.’ Ese era nuestro objetivo. Que las personas quieran involucrarse en misiones.”

En un campamento, los chicos repartieron tarjetas con información y tarjetas de compromiso juntas, “quizás fue un error de logística de nuestra parte,” aclaró Casey. Más tarde, cuando estaban recolectando las tarjetas de información que habían entregado, encontraron la tarjeta de compromiso personal de alguien. No tenía nombre, pero mostraba que la persona se había comprometido a servir, algún día, en las misiones a largo plazo.

“Nos daba mucho ánimo saber que a través de nuestro programa, del proceso en el que habíamos trabajado y orado tanto, Dios estaba obrando. Dios estaba poniendo en el corazón de las personas el servirle a largo plazo en otros países fuera de Argentina”, dijo Casey.

Casi un mes después del su regreso, Markus dijo que todavía seguía recibiendo pedidos para visitar Iglesias nuevas. Los chicos reunieron una lista de contactos de alrededor de 300 personas interesadas en recibidr información de misiones a corto, mediano y largo plazo. “Uno de nuestros objectivos era no solo ir y hablar y partir, sino ir, compartir, continuar esa conversación y hacer esta base de datos de personas con las que tuvimos contacto y con quienes pudimos compartir algo de misiones,” dijo Casey.

OM también se contactó con 40 iglesias nuevas como resultado de este viaje de movilización. “La mayoría de ellas nunca antes habían tenido experiencia con misioneros,” dijo Vanesa. “Acá en Buenos Aires, hemos ido a muchas Iglesias, pero solo somos una entre tantas otras organizaciones.” Fuera de la capital, sin embargo, la presentación misionera de OM “sirvió para abrirles los ojos a muchas [iglesias]. La mayoría nos está volviendo a invitar.”

La logística del viaje funcionó bien gracias a ellos tres, reconocieron Markus y Vanesa. Las Iglesias y los campamentos que los recibían les daban alojamiento y comida, y muchas les daban ofrendas de amor que cubrieron la totalidad del combustible y peajes. El equipo llevo algo de dinero para gastos menores, pero en lugar de necesitar reunir un presupuesto aparte para la movilización, regresaron del viaje con fondos extras para el ministerio de OM.

Algunos argentinos que los escucharon ya se anotaron para viajes de corto plazo, comentó Vanesa. Para otros, “el siguiente paso es conocer más,” dijo Tim. “Estos son todos pequeños pasos … que nos ayudarán a cumplir la meta de enviar 100 misioneros durante los próximos diez años.”

*El nombre fue cambiado por razones de seguridad

  • Nicole James es una escritora de OM Internacional que viaja por el mundo. Le encanta colaborar con los creyentes para comunicarles lo que Dios está haciendo alrededor del mundo.